Debemos entender que para ser salvo debemos preocuparnos
por el prójimo, amarlos como a nosotros mismo, no solo en el ámbito espiritual,
sino también en el ámbito secular, en ese ámbito ocupa el primer lugar instruir
a los niños en sus primeros pasos, como ayudar a los padres a entender mejor su
papel como padres y a descubrir las mecánicas de criar a sus hijos con
éxito.
Para evitar que los niños terminen siendo unos
adultos frustrados, delincuentes,
mentirosos, irresponsables, apegado a lo ajeno, y demás males que no deja al
ser humano alcanzar la promesa de Dios, Para lograr estos fines la biblia
define cuidadosamente la obligación, la autoridad, y la responsabilidad de los
padres.
Y ustedes,
padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e
instrucción del Señor. Efesio 6:4.
Los padres deben ser aptos para enseñar a sus hijos. Efes. 6:4
a través de la escritura como dice la biblia en Timoteo 3:16.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra”.
Este proceso de enseñanza bíblica está dividido
en dos fases distintas: control y enseñanza.
La fase del control es el establecimiento de los derechos de los padres
de gobernar sobre la voluntad del hijo.
Cuando los padres pueden controlar a sus hijos, entonces han puesto el
fundamento necesario para el cumplimiento del mandamiento bíblico de que los
hijos obedezcan a sus padres.
Proverbio 29:15.
La
vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su
madre.
El que escatima
la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia.
Proverbio: 13:24
Corrige a tu hijo
mientras hay esperanza, pero no desee tu alma causarle la muerte. Proverbio 19:18
Proverbio 22:15.
La necedad está
ligada al corazón del niño; la vara de la disciplina la alejará de él.
Corrige a tu hijo
y te dará descanso, y dará alegría a tu alma. Proverbio 29:17
La fase de enseñanza solamente puede ser lograda
por los padres que primeramente hayan entrenado a sus hijos a obedecer. Para que un niño reciba las instrucciones de
sus padres, primeramente tiene que respetar su palabra, y para que respete la
palabra de sus padres, primeramente tiene que llegar a ser obediente. Los hijos no aceptarán instrucción de
personas a quienes no respetan. El
mandamiento bíblico de que los hijos honren a su padre y a su madre se cumple
cuando los hijos respetan a sus padres lo suficiente como para aceptar su consejo
y sus instrucciones de sabiduría.
Lo Que la Biblia Dice Acerca de la Enseñanza de
los Niños es único porque el tema se trata solamente desde el punto de vista
bíblico. El autor acepta la Biblia como
la verdad absoluta y como infinitamente superior a cualquier sistema humano de
pensamiento. No ha habido ningún intento
de modificar la Palabra de Dios para que sea compatible con las filosofías
humanas, la sicología, la sociología, los puntos de vista religiosos o la
opinión pública. La Palabra de Dios se
acepta tal como es, sin adulteración humana.
La Biblia se acepta como información viva y poderosa la cual es tan
relevante hoy como en el día en que fue revelada.
Porque la palabra
de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreo 4:12
Dios tiene un plan y un propósito para cada
hijo. Cada hijo es una vida de Dios que
es colocada en una familia específica como parte de ese plan. Dios ha puesto a los hijos bajo el control de
sus padres por aproximadamente un tercio de su vida. Los padres son responsables de la enseñanza
de sus hijos de acuerdo con las normas de Dios.
Son los padres a quienes Dios pedirá cuentas en cuanto a la instrucción
de un hijo en la Palabra.
Pero el hijo debe percatarse de la única y
verdadera verdad que es la palabra de Dios y ponerla en práctica y demostrar
que es hijo del padre sabio en el espíritu, porque todo conocimiento viene de
Dios y el que practica la sabiduría de Dios, asegurado tiene el éxito, así lo
dice la palabra.
“El hijo sabio recibe el consejo del padre;
mas el burlador no escucha las reprensiones” Proverbios 13:1
Dios ha establecido la institución de los padres
como una de sus autoridades dirigentes en la tierra. A ellos se les ha delegado tanto el derecho
de gobernar a los hijos como todo el poder necesario para tener éxito en formar
a los hijos de acuerdo con el plan de Dios.
Esta posición es la agencia directa a través de
la cual los hijos han de recibir dirección durante su niñez.
Es decir, es a través de esta posición que cada hijo ha de recibir protección,
conducción, e instrucción.
Ni un padre ni una madre jamás deben permitir
que se muestre falta de respeto a su posición.
Ellos tienen el derecho de gobernar porque Dios les dio ese derecho, no
porque lo hayan ganado o merecido.
Debido a la autoridad de los padres otorgada por
Dios, los padres tienen el derecho de poner su voluntad por encima de la de sus
hijos y ordenarles que sigan su dirección.
También tienen el poder de administrar la justicia y castigar la
desobediencia o premiar el cumplimiento de sus órdenes.
Honra
a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te
vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. - Efesios
6:2,3
Podemos ver el principio de verdad aplicada a un
hijo que obedece y honra a sus padres.
Cuando se observa esta verdad, el resultado es bendición; cuando no se
observa, el resultado es maldición. Los
padres que realmente aman a sus hijos desearán lo mejor para ellos. Se encargarán de asegurar que su hijo les
honre para que reciba la bendición prometida por Dios.
Los hijos tienen necesidad de una figura de
autoridad. Si los padres no proporcionan
tal liderazgo, los hijos lo buscarán por otros lados. En la ausencia de un liderazgo firme en el
hogar, los hijos encontrarán a uno ajeno a la familia que les diga qué
hacer. Los hijos necesitan
desesperadamente a alguien a quien puedan seguir y dar su lealtad. Dios ha creado su alma de tal manera que
responda a la autoridad de los padres.
Los padres no entrenan a su hijo por medio de
decirle qué esperan de él. Mientras el
hijo realmente no llegue al punto de funcionar por su propia cuenta de acuerdo
con que le ha sido enseñado, entonces no ha sido entrenado.
Si deseas que tu hijo llegue a ser obediente y
dispuesto a aceptar como suyas propias las normas de Dios, entonces tendrás que
utilizar el proceso que Dios ha diseñado para obtener estos resultados
(explicado a fondo en el libro). La
crianza bíblica de los hijos produce un carácter de calidad muy diferente al
que se habría desarrollado si se hubiera dejado al hijo crecer solo, de acuerdo
con su propia naturaleza. La Palabra de
Dios ordena específicamente a los padres alterar la naturaleza de sus
hijos. Dios ordena a los padres dirigir
o encaminar a sus hijos en cierta dirección.
No se le debe permitir seguir la senda por donde su naturaleza lo quiere
llevar, sino fijársele una senda nueva.
¿Pueden los padres experimentar el gozo durante
los años de adolescencia de sus hijos?
No solamente pueden, sino deben experimentarlo, pues es durante estos
años que se hacen evidentes los
resultados de entrenar a los hijos, para bien o para mal.
La enseñanza de los hijos no es cuestión
solamente de refrenar la naturaleza de un hijo.
Sin embargo, mientras no se controle la naturaleza no puede haber
enseñanza positiva. Los padres tienen
que actuar como el control externo sobre un hijo mientras que desarrolla su
propio control interno. La función de
los padres no es seguir como el control del hijo por el resto de su vida, sino
ir dejando poco a poco ese papel lo más pronto posible.
Un hijo que ha sido enseñado a ser obediente a
sus padres respetará su posición de autoridad y así estará preparado para
aceptar sus instrucciones. Entonces sus
padres le pueden enseñar valores morales y buenos modales, así como cualquier
instrucción académica de acuerdo con su madurez mental. Los padres de hijos obedientes están en una
posición para enseñarles.
Criar correctamente a un hijo es la máxima
expresión de amor que un padre puede dar a su hijo. Ninguna cantidad de beneficios materiales
dada al hijo por los padres puede tomar el lugar de una genuina preocupación
por enseñarle. Si realmente amas a tu
hijo, enséñale; tú y él recibirán las bendiciones prometidas por Dios.
La educación bíblica equipa a los creyentes renacidos, para que Dios sea capaz de realizar en ellos ese trabajo que él ha ordenado (Efesios 2:10). La educación bíblica nos transforma por la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:2), el proceso en curso de aplicar el conocimiento con la mente de Jesucristo, "el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (1ª Corintios 1:30
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